martes, 5 de junio de 2012

¿ A qué llamamos arquitectura sostenible?

 

Ante la pregunta: ¿Qué es la sustentabilidad? la mayoría de los arquitectos considerados expertos en sostenibilidad responderán algo así: “la sostenibilidad es algo complejo…”, “existen muchos tipos de sostenibilidad…”, “yo no soy experto en sostenibilidad pero los expertos dicen que…”.
En realidad, la arquitectura sostenible busca optimizar los recursos naturales y sistemas de la edificación haciendo que se minimice el impacto de los edificios sobre el medio ambiente y los habitantes.
Los principios de la arquitectura sostenible son:
  • La consideración de las condiciones climáticas, hidrográficas y ecosistemas del entrono donde vamos a construir, para obtenner el máximo rendimiento con el menor impacto posible.
  • La eficacia en el empleo de los materiales, primando los de bajo contenido energético.
  • La reducción del consumo de energía para calefacción, refrigeración, iluminación y otros equipamientos, y cubriendo el la medida de lo posible parte de esta demanda con fuentes de energía renovables.
  •  
  • Minimizar el balance energético global del edificio, desde las fases de diseño, construcción, utilización y final de su vida útil.
La sustentabilidad es en la actualidad una demanda generalizada en toda la sociedad. Profesionales del sector inmobiliario coinciden en que la aplicación del modelo sostenible en las edificaciones se convertirá en la mayor prioridad en el sector durante los próximos años, adaptando así la nueva normativa a estas demandas. Por este motivo, existen diferentes sistemas de evaluación que determinan qué hay que medir para saber si un edificio cumple con el concepto de desarrollo sostenible dentro de un contexto social, económico y ambiental.

Una sociedad sostenible no es posible sin la complicidad de arquitectos y constructores. No se trata de una cuestión trivial. Según multitud de estudios, los edificios consumen el 60% de los materiales extraídos de la tierra y su utilización, junto a la actividad constructiva, está en el origen de la mitad de las emisiones de CO2 vertidas a la atmósfera.
La incorporación de elementos de diseño sostenible en un edificio depende de muchos factores, por lo que no se puede dar una estimación aproximada del coste de un edificio sostenible, sino que habrá que estudiar cada caso y proyecto en particular.

Sustentabilidad urbana y arquitectura





La sustentabilidad constituye la última tendencia en las sociedades occidentales. Bien sea una moda más o menos pasajera o una preocupación real (o una mezcla de ambos procesos por la que la moda acaba por convertirse en una preocupación que se hace real en la mente colectiva), lo cierto es que la sostenibilidad lo invade todo. Su núcleo fundamental es la conservación ambiental y, siendo nuestro planeta un entorno cada vez más urbano, el ambiente más próximo y que más afecta a nuestras vidas es el ambiente de las ciudades. Por eso, la arquitectura vive también su particular fiebre por la sostenibilidad. Iñaki Abalos ha publicado en Babelia. un excelente artículo, Bartleby, el arquitecto, donde analiza crí­ticamente esta tendencia desde una genuina preocupación ambiental:

La sostenibilidad es el concepto de moda en la arquitectura actual. Una función que implica la suma de nuevos especialistas y técnicos en los equipos de arquitectos y constructores para lograr edificios que contemplen sus implicaciones ambientales, económicas y sociales. … la invasión "sostenible" como quintaesencia de la arquitectura ha inundado ya el lenguaje cotidiano y no hay concejal de urbanismo que no demande sistemáticamente una irreprochable sostenibilidad …

Curiosamente ahora que la arquitectura se mezcla con la ecologí­a, escoge mayoritariamente una a tendencia “termodinámica” que, en el caso de la ecología, vivió su momento de esplendor hace ya décadas y ha sido superado por otras teorías más robustas y capaces de describir la realidad y predecir el futuro. Reducir la cuestión ambiental, así como los sistemas ecológicos, a los flujos energéticos es una simplificación que olivida elementos clave. Posiblemente, la arquitectura podría obtener mayores beneficios de la comprensión del funcionamiento de los sistemas ecológicos utilizando aproximaciones más modernas relacionadas con los sistemas complejos auto-organizados, la evolución (y la co-evolución), la ecología del comportamiento o los mecanismos adaptativos:


Este desplazamiento desde lo mecánico a lo energético en el coro de expertos que acompaña a la antigua voz solista del arquitecto muestra con precisión el abandono de una concepción moderna de la arquitectura basada en la seriación modular y en la materialidad industrial por una concepción que algunos expertos como Sanford Kwinter no han dudado en denominar "termodinámica", para describir el abandono del modelo "tectónico" de conocimiento tradicional de la arquitectura (y su enseñanza) por una nueva concepción/enseñanza "biotécnica", capaz de dar al arquitecto instrumentos para pensar sus edificios como organismos vivos, entidades con intercambios energéticos permanentes con su entorno, …

Por supuesto la moda de la sostenibilidad supone oportunidades de negocio y, por supuesto, la forma más rápida tanto de hacer negocio como de de vender la preocupación ambiental y el negocio de la sostenibilidad electoralmente es a través de las infraestructuras.
No por casualidad el rechazo hacia la manipulación tecnológica de la sostenibilidad implica un intento de volver a empezar desde el principio, de devolver una cierta naturalidad o normalidad al papel de la arquitectura y del diseño en la ciudad y la vida cotidiana.

Quizás las pistas deban encontrarlas la arquitectura y el urbanismo en otras disciplinas que ya están superando estos debates sobre la sostenibilidad urbana.

lunes, 21 de mayo de 2012

EL URBANISMO Y LA PLANIFICACIÓN



El urbanismo ha existido desde que el hombre empieza a vivir en ciudades y a organizar conscientemente sus espacios, pero la palabra urbanismo surgió a principios de este siglo y sólo en las últimas décadas ha pasado a ser de uso común. Como este es una disciplina en formación, las distintas definiciones que se den de él son, muchas veces, incompletas y hasta contradictorias. Etimológicamente, el término urbanismo proviene de urbe=ciudad; urbano=lo que es de una ciudad (derivado del latín urbanus). Por tanto, se refiere a todo lo relacionado con la ciudad. En la actualidad esta concepción del urbanismo ha sido superada y ampliada, de modo que sus sentido actual puede sintetizarse en : el estudio y planeación de la ciudades y de las regiones donde éstas se asientan.

Esta ampliación del concepto va más allá de su significado etimológico, se debe a que se ha visto que en la ciudad no es posible entender lo que ocurre en la ciudades, si no se relaciona con lo que ocurre en el campo. Este tiene como fin la modelación y remodelación de las ciudades enfocado a lograr el diseño del ámbito espacial donde se desenvuelven las actividades del hombre. El urbanismo está constituido por una serie de disciplinas diferentes que se reúnen en torno al estudio de la ciudad.

Disciplinas que lo conforman:

Ciencias de la tierra: Geografía, climatología, geología ,edafología, topografía ,biología, zoología y agronomía.

Ciencias sociales: economía, sociología, demografía, antropología ,psicología y ciencias políticas.

Disciplinas instrumentales: derecho, ingeniería, arquitectura y administración.




El concepto de urbanismo ha variado la historia, de modo que se pueden distinguir varias etapas en su evolución. Con el paso del tiempo, el hombre acumuló experiencias en la construcción de ciudades, por lo cual se puede hablar de un urbanismo empírico, resultado de esa suma de experiencias. Las características de las sociedades cambian y el hombre ha aplicado sus conocimientos empíricos para adaptar la ciudad a sus necesidades.

 A finales del siglo XVIII y a principios del XIX surgió la Revolución Industrial, que en realidad no sólo fue industrial, sino también revolucionó la agricultura, los medios de transporte y comunicación y hasta ideas económicas y sociales. Entonces se produjo una transformación total del fenómeno urbano: surgió la ciudad industrial con un nuevo espíritu, estrictamente utilitario. Aquí se desarrolló un nuevo concepto del urbanismo: el funcionalista.

La concentración industrial conllevó el crecimiento acelerado de las ciudades, el cual es posible ante todo, por el surgimiento de una  preocupación higienista que pasa a ser característica de las ciudades (recolección de basura, de aguas negras, etc., para evitar la propagación de enfermedades contagiosas). Actualmente se habla se habla de un urbanismo moderno, que corresponde a una etapa diferente del urbanismo funcionalista y persigue entender y disminuir los problemas que presenta la nueva ciudad que hoy se habita, resultado de un continuo proceso de cambio, interrumpido desde la Revolución Industrial.

Una de las características más destacadas del siglo XX es el gigantesco crecimiento de los grandes urbanos, desconocidos antes en la historia, tanto porque el crecimiento demográfico (de la población era más lento, como porque este aumento de la población no era absorbido desproporcionalmente por las ciudades. Hoy día, las ciudades crecen por sí mismas (crecimiento vegetativo o natural de la población) y por absorción de la población rural (migración o crecimiento social) y el resultado de esto que se ha llamado explosión demográfica. Más que una explosión, es una aceleración impresionante en el ritmo de crecimiento de la población urbana.

El arte urbano, es entonces el arreglo artístico de las ciudades, de sus edificios, circulaciones y espacios comunes, cuya finalidad constituye un resultado estético y busca que el conjunto sea agradable para sus habitantes.





jueves, 10 de mayo de 2012

Greenpeace se retira!!!


La realidad de los pañales...de usar y tirar

Sus componentes y cómo pueden afectar a los bebés


Los materiales absorbentes usados pueden ser celulosa y rayón, algodón cáñamo y derivados del petróleo. El cultivo del algodón es el que usa mas pesticidas, fuente importante de contaminación y enfermedades para los agricultores. Su procesado habitual es muy contaminante. La celulosa y el rayón están asociados con deforestación, contaminaciones graves y transformación socioeconómica profunda de las poblaciones donde se ubican las plantas. Los componentes sintéticos derivan del petróleo, origen de guerras, cambio climático, residuos no biodegradables…
Los pañales contienen tributilestaño (TBT) un toxico que causa problemas hormonales en los humanos y los animales. Hoy se está investigando si una temperatura demasiada elevada en el interior de los pañales puede tener alguna relación con la infertilidad masculina.

Su efecto en nuestro medio ambiente


Las instrucciones en estos pañales es que los restos sólidos del pañal deben de tirarse al wc antes de tirar el pañal, pero solo un 1% de estos restos terminan en nuestras cloacas. La huella medio ambiental es de 62 kilos de CO2 mas que cuando se usa pañales de tela. En España un 4% de los residuos son pañales de celulosa, cada mes se tiran a la basura 125 millones de pañales, 40.000 toneladas de residuos.

Nadie sabe cuanto tarda uno de estos pañales en descomponerse, pero se estima que es entre 250-500 años, después de que nuestros niños, nietos y bisnietos hayan desaparecido. La producción de pañales desechables usa mas de 2.3 veces mas agua que los de tela, mas de 136 kilos de madera, 22.70 kilos de petróleo materias primas y 9 kilos de cloro son usados en los pañales que necesitara un bebé durante un año.
Se utiliza una taza de petróleo crudo para hacer cada pañal, contienen residuos de cloro que ha sido utilizado para hacerlos blancos. Mas de cuatro árboles y medio son cortados para poder producir los pañales necesarios para un bebe durante 36 meses..

Con la situación económica y medio ambiental en la que vivimos, nos deberíamos de preguntar ¿por qué no usar pañales lavables?. Ahorran dinero, basura, y árboles, sin mencionar los beneficios para la salud del bebé ; una vez que los pruebas ya no puedes volver a los desechables.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Ciudades Sustentables!!!



La ciudad sustentable no es una utopía urbanística, es un concepto incierto, emergente, que proporciona una nueva mirada sobre la ciudad y sus múltiples interrogantes. Las ciudades calificadas como sustentables se mueven en una escala indefinida, entre el lugar y el orbe, mediante generaciones de electores y de herederos también indeterminados; oscilan entre la perspectiva y el reconocimiento del pasado; descansan sobre las incertidumbres científicas, sobre las jerarquías. Pero aquéllas no paralizan ni las reflexiones ni las iniciativas de las ciudades. Al contrario, pueden desempeñar el papel de un aguijón, de una palanca, de un desafío.
Dentro de este espíritu se ha escrito el presente artículo, confortada por la idea de que la sociedad contemporánea ya nos ha conducido a llevar a cabo la lucha entre nuestras certezas. Inclusive, en la duda y en los ensayos es que se ajustan las cosas y las ideas, no en las teorías predefinidas que al contrario, pueden paralizar un proyecto. Las ciudades durables son una realidad incierta porque abren un espacio, en el cual no podemos prejuzgar el desarrollo o la muerte precoz. Este proyecto de urbanismo, fortalecido por sus indeterminaciones en parte previsibles, en parte estructurales, actualmente es un crisol de potencialidades al servicio de cada colectividad.

En este contexto, se proponen dos análisis, dos lecturas para comprender esas políticas. Se presenta un retrato de las ciudades y de su proyecto, relacionado sobre todo con las políticas y los pueblos europeos. En la medida en que cada aire geográfico tiene grandes especificidades, en este ensayo era difícil proporcionar un panorama "universal".

domingo, 29 de abril de 2012

Urbanismo y cambio climático



¿Cómo ha sido posible esta rapidísima transformación que ha modificado radicalmente la historia urbana secular de nuestras urbes en un tiempo muy breve?. Apuntaría, simplificando mucho, a tres razones básicas:

la imparable tendencia a la urbanización de la población del planeta, consecuencia progresiva de la Revolución Industrial y de sus efectos en el mundo rural (mecanización, concentración de la propiedad, masivos excedentes de mano de obra). La tendencia a la urbanización de la población es marcadamente asimétrica: el campo y la mayoría de los núcleos rurales se despueblan; multitud de ciudades medias y pequeñas en regiones atrasadas o no favorecidas por las tendencias antedichas se convierten en estacionarias, envejecen o pierden lentamente población; solo algunas pocas comarcas se convierten en áreas de crecimiento y localización masiva de empleos y servicios. 

Se puede afirmar sin exageración que el cambio climático en marcha no es sino una consecuencia del nivel de concentración, artificiosidad y consumo que han adquirido las sociedades humanas. Nada tan alejado del medio natural en que viven el resto de las especies animales o en que ha vivido el hombre hasta hace bien poco: en aquel las reglas son la dispersión de la población en función de los recursos limitados de cada territorio, el escaso o nulo consumo de productos importados del exterior y la movilidad reducida a las propias posibilidades de cada individuo con la sola ayuda de la que proporcionan los animales con que convive( caballos, mulas..). Actualmente buscamos desesperadamente el “contacto con la naturaleza”—del que hemos huido durante siglos--, pero ese contacto, expresado en el deseo por la vivienda unifamiliar con jardín alejada decenas de kilómetros del resto de las actividades cotidianas, se basa necesariamente en la movilidad que proporciona el automóvil. Y, cuando en vacaciones, buscamos paraísos exóticos y distantes, debemos recurrir a uno de los medios de transporte más contaminantes por persona/ kilómetro transportado, el avión. 
Los ciudadanos son rehenes del consumo obligado de energía y , a la vez, ávidos consumidores vocacionales de recursos energéticos, la peor de las combinaciones posibles desde un punto de vista ambiental. En resumen, una forma de vida ampliamente compartida que se basa en el consumo acelerado de energía que (todavía) se supone abundante y barata. Habitamos una sociedad que ha hecho del binomio “velocidad” y “confort” sus señas de identidad. En la que tanto las presiones del mercado de vivienda, los imperativos del trabajo y los placeres del consumo conspiran en la misma dirección, el derroche energético y su corolario, la emisión de gases de efecto invernadero que aceleran el cambio climático. Sin que el planeamiento urbanístico—de extrema debilidad a escala territorial—pueda hacer apenas nada por remediarlo. 


Referencias:---ARAUJO, J., “ Ciudad y energía”, intervención en el Club de Debates Urbanos, Madrid, mayo 2007--- CONSORCIO REGIONAL DE TRANSPORTES DE MADRID, “Encuestas de Movilidad”, Madrid, 1988, 1996, 2004.---FONT, A. (coordinador) , “La explosión de la ciudad”, Ministerio de la Vivienda, Madrid, 2007.---GAGGI, M. y E. NARDUZZI, “El fin de la clase media y el nacimiento de la sociedad de bajo coste”, Lengua de Trapo, Madrid, 2006---GARREAU, J, “Edge City. Life on the new frontier”, Doubleday, NY, 1992-


martes, 27 de marzo de 2012

¿Qué puede hacer cada uno en su hogar para cooperar?




Una pequeña modificación en tus hábitos a conciencia, puede cambiar el futuro del planeta. Una canilla que gotea pierde casi 1.900 litros de agua por mes, la suficiente para bañarnos unas 100 veces. Con este dato escalofriante... ¿Por dónde empezamos a ahorrar?

1. Coma un poco menos de carne, especialmente la carne de hamburguesa típica la cual pudo haber gastado 630 litros agua para ser producida.

2. El horario en el que riegas influye en el ahorro de agua. Si tienes jardín, o plantas en la ventana o balcón, regalos por la tarde o noche para evitar que el agua se evapore muy rápido debido al calor.

3. En época de sequía no es necesario regar el pasto que se puso amarillo, porque no está muerto, sólo inactivo. Al regresar las lluvias volverá su verdor.

4. Cuando cortes el pasto, no lo hagas al ras. La altura conveniente es entre 5 y 8 cm. Así, las raíces se mantienen sanas y se retiene la humedad. No barras lo cortado ni rastrilles las hojas secas. Ayudarán a conservar la humedad.

5. Cuando te hospedes en un hotel, verás que te ofrecen la opción de no cambiar tus sábanas cada noche, justamente para ahorrar agua. Opta por ello. Si te hospedas en un lugar que aún no sigue esta regla, sugiérela.

6. ¿Abriste la llave y esperas a que salga el agua caliente? Que haya siempre un balde cerca. Allí podrás recoger el agua fría que sale primero y luego usarla para regar, lavar o limpiar.
7. Ejecutar el lavavajillas y la lavadora sólo cuando estén llenos. Recuerde, el ahorro de agua ahorra energía, y el ahorro de energía ahorra agua.
8. Procura lavar tu auto con un solo balde, ya que así estarás ahorrando más de 300 litros de agua en cada lavada.

9. Recicle plásticos, vidrio, metales y papel. O trate comprar productos reutilizables en lugar de productos no retornables, ya que hay que utilizar agua para hacer casi todo.

10. Cierre el grifo mientras se cepilla los dientes y al lavar los platos. Tomarse uno o dos minutos de su tiempo en la ducha para afeitarse.


Millones de personas que hacen incluso las cosas más pequeñas, son las que realmente  hacen la diferencia, así usted no crea que es así.



Será en las ciudades del siglo XXI donde se decida el destino humano y donde se dicte el destino de la biosfera.



"No existirá un mundo sostenible, sin ciudades sostenibles" 

Es necesario, conciliar urbanización y sostenibilidad, desarrollando propuestas que garanticen el avance hacia ciudades que contribuyan a la sostenibilidad y con ello la continuidad de la especie humana y de las futuras generaciones.

¿Por qué se contempla la urbanización actual como un problema planetario?.

Desafortunadamente, el crecimiento urbano ha adquirido un carácter desordenado, incontrolado, casi cancerígeno. En tan solo 65 años, señala la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo (CMMAD, 1988), “la población urbana de los países en desarrollo se ha duplicado”. Si en 1900 sólo un 10% de la población mundial vivía en ciudades, 2007 será el primer año de la historia que habrá más personas viviendo en áreas urbanas que en el campo, según señala el informe de Naciones Unidas “UN- habitat: el estado de las ciudades 2006-2007”, añadiendo que en 2030, si se continua con el actual ritmo de crecimiento, de una población de unos 8100 millones de habitantes, más de 5000 vivirán en ciudades.

Una tendencia confirmada así mismo por los resultados del estudio de la London School of Economics: “The Urban Age” (Burdet y Sudjic, 2008), en el que se señala que el estallido demográfico urbano es un reto sin precedentes para la sociedad del siglo XXI, previendo que el 75% de la población vivirá en un área urbana en el año 2050. Ciudades que utilizan alrededor de un 75% de los recursos mundiales y desalojan cantidades semejantes de desechos. 

Ese aumento rapidísimo de la población de las ciudades (que remite al problema del crecimiento demográfico) no ha ido acompañado del correspondiente crecimiento de infraestructuras, servicios y viviendas; por lo que, en lugar de aumento de calidad de vida, nos encontramos con ciudades literalmente asfixiadas por el automóvil y con barrios periféricos que son verdaderos “guetos” de cemento de una fealdad agresiva, o, peor aún, con asentamientos “ilegales”. Estamos entrando así en un “milenio urbano”Una población creciente se ve así condenada a vivir en barrios de latas y cartón o, en el mejor de los casos, de cemento, que provocan la destrucción de los terrenos agrícolas más fértiles, junto a los cuales, precisamente, se empezaron a construir las ciudades. Una destrucción que deja a los habitantes de esos barrios en una casi completa desconexión con la naturaleza… O a merced de sus efectos más destructivos cuando, como ocurre muy a menudo, se ocupan zonas susceptibles de sufrir las consecuencias de catástrofes naturales, como los lechos de torrentes o las laderas desprotegidas de montañas desprovistas de su arbolado. Las noticias de casas arrastradas por las aguas o sepultadas por aludes de fango se suceden casi sin interrupción. Esa destrucción ambiental no afecta únicamente al terreno que ocupan las ciudades, sino que cuartea todo el territorio mediante la “inevitable” red de autopistas, que exige masivas deforestaciones, haciendo inviable la supervivencia de muchos animales, introduciendo peligrosas barreras en el curso natural de las aguas y contribuyendo, en definitiva, a la degradación de los ecosistemas.

Sin olvidar lo que supone la construcción de “megaurbanizaciones” especulativas, auténticos atentados a la sostenibilidad, en zonas de gran valor ecológico y paisajístico, sin garantía de agua para su abastecimiento ni de un tratamiento adecuado de los residuos. Un urbanismo salvaje, con numerosos casos de corrupción, que conlleva la construcción “eco-ilógica” de campos de golf, de puertos deportivos, etc., que incluso llega a agredir espacios protegidos y supone frecuentes recalificaciones de terrenos. Es preciso referirse, además, a las bolsas de alta contaminación atmosférica debidas a la densidad del tráfico, a la calefacción, a las incineradoras que producen el “smog” o niebla aparente de las ciudades, sin olvidar los residuos generados y sus efectos en suelos y aguas, o la contaminación acústica, lumínica, visual, etc., todo ello con sus secuelas de enfermedades respiratorias, alergias, estrés, además de los graves problemas de inseguridad ciudadana y explosiones de violencia. Los núcleos urbanos que surgieron hace siglos como centros donde se gestaba la civilización, se han ido transformando en lugares amenazados por la masificación, el ruido, los desechos, problemas que se agravan en las llamadas “megapolis” con más de diez millones de habitantes, cuyo número no para de crecer.

El desafío urbano ha de enfrentar, bastantes problemas: los de contaminación, por supuesto, pero también los que plantea el consumo exacerbado de recursos energéticos, la destrucción de terrenos agrícolas, la degradación de los centros históricos, etc. Puede decirse que las ciudades constituyen hoy el paradigma de la imprevisión y de la especulación, es decir, de la insostenibilidad.

Nos estamos convirtiendo en una especie urbana. Las grandes urbes, no los pueblos ni las pequeñas ciudades, se están convirtiendo en nuestro hábitat principal. Será en las ciudades del siglo XXI donde se decida el destino humano y donde se dicte el destino de la biosfera. No existirá un mundo sostenible sin ciudades sostenibles. ¿Podemos construir un mundo de ciudades medioambiental, social y económicamente viables a largo plazo?. Es necesario, conciliar la urbanización y sostenibilidad, desarrollando propuestas que garanticen el avance hacia ciudades sostenibles y con ello la continuidad de la especie humana y de las futuras generaciones.

Esta necesidad llevó a la organización de la Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos, celebrada en Vancouver (Canadá), en 1976, así como más recientemente a la realización de la Conferencia Europea sobre ciudades hacia la sostenibilidad, celebrada en Aalborg en 1994, que dio lugar a la Carta de Aalborg o la Cumbre de las Ciudades de las Naciones Unidas de 1996, Hábitat II o también llamada Cumbre de la Ciudad, celebrada en Estambul (Turquía), en cuya declaración final, en el preámbulo, se señala: “El Programa de Hábitat constituye un llamamiento mundial para la acción a todos los niveles. Ofrece, en un marco de objetivos, principios y compromisos, una visión positiva de los asentamientos humanos sostenibles, en que todas las personas tengan una vivienda adecuada, un entorno salubre y seguro, acceso a los servicios básicos y un empleo productivo libremente elegido. El Programa de Hábitat orientará todas las actividades encaminadas a convertir esa visión en realidad”. (http://www.unhabitat.org/unchs/spanish/hagendas/).

Como se señala en el Atlas Medioambiental de Le Monde diplomatique (Bovet et al., 2008, pp. 90-91), la construcción ecológica está pasando a un primer plano, con una pluralidad de denominaciones (arquitectura de alta calidad ambiental, ecológica, natural, pasiva, ecoconstrucción). Las normas pasivas persiguen, fundamentalmente, incrementar la eficiencia energética de los edificios, es decir, reducir la energía necesaria para la utilización de las viviendas, gracias a una adecuada orientación, a buenos aislamientos, a la incorporación de paneles solares, etc. Así, por ejemplo, se mejora la ventilación natural de los edificios mediante las llamadas chimeneas solares o termales, que aprovechan la convección del aire calentado por energía solar pasiva. La ecoconstrucción se basa en el estudio de las cualidades de la construcción tradicional, uso de materiales y técnicas de aprovisionamiento de agua con el menor impacto posible, respetando el lugar, cuidando las vías de acceso, etc.

Surge así el concepto de ecociudad o ciudad ecológica que cuenta ya con ejemplos paradigmáticos como el BedCED (Beddington Zero Energy Development), un barrio construido en la periferia de Londres, o la ciudad de Dongtan que se proyecta actualmente cerca de Shangai y que pretende ser el modelo chino de ciudad sostenible (Bovet et al., 2008, pp 88-89). Y las ciudades ya existentes ponen en marcha alternativas para evitar el despilfarro energético y reducir la contaminación, como el peaje urbano, la sustitución de las señales luminosas de tráfico por diodos emisores de luz (LED), de muy bajo consumo, la incorporación de energías renovables, la instalación de ecoparques y ecopuntos (para recoger residuos especiales como bombillas fluorescentes, pilas, sustancias tóxicas, aceite de cocina, etc.) y el impulso de movimientos como “Car Free Cities” (ciudades sin automóviles), “Ciudades hacia la sostenibilidad”, etc.

arquitectura sostenible/sustentable  
El logro de sociedades sostenibles y el simple respeto de derechos humanos fundamentales, como el derecho a una vivienda adecuada en un entorno digno exige remodelar las ciudades, con una planificación adecuada y el aprovechamiento de la tecnociencia para la sostenibilidad, evitando tanto la urbanización periférica difusa, que conlleva la destrucción de terrenos productivos e insostenibles consumos de energía, como la desconexión con la naturaleza de los barrios marginales, las barreras arquitectónicas, la construcción de viviendas en zonas de riesgo por su inseguridad en caso de catástrofes, etc., y que se constituyan en foros de participación, creatividad y disfrute de la diversidad cultural.

Así se propone en la Declaración de Berlín, de 6 de julio de 2000, en la Conferencia Global sobre el Futuro Urbano, que concluye con estas palabras:

“Estamos entrando en un milenio urbano. Las ciudades, que siempre han sido motores de crecimiento económico y cunas de civilización, están afectadas en la actualidad por cambios ingentes. Millones de hombres, mujeres y niños afrontan esfuerzos diarios para sobrevivir. ¿Podemos cambiar esta realidad? ¿Podemos ofrecer a la gente la esperanza de un futuro mejor? Creemos que si aprovechamos las fuerzas positivas de la educación y del desarrollo sostenible, la globalización y las tecnologías de la información, la democracia y el buen gobierno, el fortalecimiento de la mujer y de la sociedad civil, podemos construir realmente ciudades hermosas, ecológicas, con desarrollo económico y justicia social”.

 En este momento crítico, tiene una importancia crucial lograr una acción internacional concertada para clarificar las opciones en materia de políticas públicas y proporcionar información y análisis a fin de apoyar las estrategias encaminadas a mejorar nuestro futuro urbano”. Y dando paso a la esperanza, a la posibilidad de superar las dificultades con una mejor gobernabilidad urbana, para contribuir a un futuro urbano sostenible, como uno de los desafíos más importantes del siglo XXI. De lo contrario, el próximo milenio urbano puede hacer más manejables la pobreza, la desigualdad y la degradación del medio ambiente, o puede agravarlas exponencialmente. Desde esta perspectiva, todas las medidas que se adopten para abordar los retos y oportunidades de la transición urbana deben estar imbuidas de un sentido de urgencia.

Todo ello sin olvidar que, a pesar de la rápida urbanización, casi la mitad de la población mundial sigue viviendo en zonas rurales, por lo que resulta crucial crear las condiciones de un desarrollo rural sostenible que combata la pobreza extrema que se da en este medio. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha establecido los requisitos para el logro de este desarrollo rural sostenible (ver http://www.fao.org/wssd/sard/faodefin_es.htm) que evite las migraciones masivas hacia la marginación de las megaciudades.



Reinventando a las ballenas

Patentes

 

    • Ahora existe la "gelatina de ballena" para bebidas para la salud (patente aprobada en 1999)
    • Productos para aliviar los síntomas premenstruales (2003)
    • "Cera de ballena" para caramelos de gelatina (1999)
    • Aceite hidrogenado de ballena para panificados (1991)
    • Aceite de ballena para revestimientos confitados para helados y donas (2000)
    • Chocolate resistente al derretimiento (2008)


    Sus usos se extienden desde aplicaciones para el hogar hasta la industria agroquímicaEl  espermaceti del Cachalote, se convirtió en un elemento indispensable en cosmética y más tarde, incluso, como lubricante para el programa aeroespacial; la NASA incluso utilizó cintas para grabaciones tratadas con aceite de ballenas para registrar datos e imágenes en sus misiones espaciales.

    Kodak, Konica y Fuji Film poseen todas patentes relacionadas con la grabación de imágenes usando aceite de ballena, que aparece todavía hoy, en patentes para los fluidos de transmisión de motores y lubricantes hidráulicos. Gracias a sus propiedades de reblandecimiento, el aceite de ballena es también agregado al caucho, para mejorar la absorción de choque y agregar tracción.

    Además, centenares de patentes han sido aprobadas en Estados Unidos, Europa y Asia, para una amplia gama de productos de maquillaje, limpieza, hidratantes y de rejuvenecimiento, así como también tinturas para el cabello y potenciadores de fragancias, que incluyen también aceite de ballena (y específicamente aceite de Cachalotes) o ceras de ballena como posibles ingredientes.